Enseña con el ejemplo:
Los líderes no solo necesitan hablar, sino también actuar. Hay que ser responsables y amables con los demás.
Humildad ante todo:
Aunque parezca contraproducente, la humildad inspira confianza y aprecio.
Comunícate efectivamente:
No hay que ser solo escuchados, sino también entendidos. La comunicación es fundamental para todo.
Conoce tus límites:
Hasta el líder más amable y atento tiene límites en su relación con los demás. Hay que establecerlos y atenerse a ellos.
Encuentra a alguien que te guíe:
Los mejores líderes saben cuándo necesitan ayuda y hacia dónde ir para obtenerla. Nadie sabe todo, así que encuentra a alguien en quien confíes para que te aconseje cuando las cosas se pongan difíciles.
Se emocionalmente consciente:
Aunque mucha gente aconseja separar las emociones del trabajo, ambos se relacionan. Si deseas lograr estabilidad y equilibrio, necesitas ser emocionalmente inteligente para ser sensible a los diferentes puntos de vista.
Evita los errores comunes:
Todos se equivocan, pero algunos errores pueden evitarse. Para no repetirlos, es necesario ser consciente de ellos sin obsesionarse.
Aprende del pasado:
Siempre hay que establecer puntos de referencia. La historia, reciente o pasada, está llena de modelos de éxitos o fracasos. Piensa en la gente que admiras y descubre que hicieron bien y qué mal.
Nunca dejes de mejorar:
El conformismo es uno de los peores enemigos de los emprendedores. Los grandes líderes están aprendiendo constantemente, más aun ahora con tantos avances tecnológicos, siempre habrá algo nuevo que podemos hacer.
Se disciplinado:
Esto es fundamental especialmente en el cumplimento de las metas y plazos. En esto también se incluyen los aspectos que tiene que ver con el deber y la moral de las personas.